Sarah Ferguson, ex duquesa de York, se enfrenta a una fecha límite oficial para desalojar su antigua residencia, Royal Lodge, antes del 31 de enero de 2026. La medida se produce como parte de cambios más amplios dentro de la Familia Real Británica, particularmente a raíz de las controversias del Príncipe Andrés y la reestructuración de las propiedades reales por parte del Rey Carlos III.
La fecha límite y posibles reubicaciones
Según la revista People, a Ferguson le han dado menos de dos meses para retirar sus pertenencias de la propiedad de 30 habitaciones. Las especulaciones sobre su próximo movimiento han sido rampantes, con informes iniciales que sugieren una posible reubicación en Portugal cerca de la Princesa Eugenia o un “anexo de la abuela” más pequeño en la granja de la Princesa Beatriz en los Cotswolds. Sin embargo, una fuente dentro del círculo real afirma que Ferguson está buscando una propiedad dentro del área de Windsor, que le permita seguir cerca de sus hijas y nietos.
Caminos separados para Ferguson y el príncipe Andrés
El aspecto más significativo de esta reubicación es la separación confirmada de las condiciones de vivienda entre Ferguson y el príncipe Andrés. Según se informa, Andrew se mudará a la propiedad del rey Carlos III en Sandringham, lo que marca un cambio notable después de años de convivencia. Este cambio mantiene una distancia de tres horas entre la ex pareja, lo que refleja un nuevo nivel de independencia para ambos.
Manteniendo lazos a pesar de la distancia
A pesar del escándalo que rodea su asociación con Jeffrey Epstein, los conocedores sugieren que la distancia física no afectará la lealtad de Ferguson hacia su exmarido ni su voluntad de apoyar al rey Carlos III. Una fuente dijo a la revista Hello! que Ferguson “siempre apoyará las decisiones de su ex marido y hará cualquier cosa por el Rey”, lo que sugiere un frente unido continuo a pesar de los cambios en las condiciones de vida.
Esta transición pone de relieve una tendencia más amplia de la Familia Real a reforzar el control sobre sus propiedades y personal a raíz de recientes controversias.
La medida subraya los esfuerzos de la Familia Real para gestionar la percepción pública y distanciarse de asociaciones problemáticas manteniendo al mismo tiempo una apariencia de unidad. La reubicación de Ferguson no es simplemente un cambio de dirección; es un cambio simbólico en la dinámica de la monarquía.
